Los espejos retrovisores y los cristales de tu vehículo son elementos de gran importancia, ya que te permiten visualizar desde tu asiento todo lo que sucede alrededor del camino.
Seguramente pensarás que son elementos que siempre han estado ahí, pero en realidad los retrovisores llegaron tiempo después de que el automóvil se estableciera.
Primero se supo del uso de espejos en el carro en 1906, 20 años después de la creación del primer auto en el mundo, cuando Dorothy Levitt escribió el libro 'La mujer y el coche', donde decía que las mujeres utilizaban un pequeño espejo para ver lo que ocurrió detrás mientras conducían, sujetándolo con la mano.
Después en 1910 Howard C. Marmon construyó el primer coche con un espejo retrovisor instalado, para participar en las 500 Millas de Indianápolis. Esta adecuación fue la solución para quitar el asiento del mecánico y suplir su labor, ya que en las carreras era quien se dedicaba a mirar de un lado a otro e indicarle al piloto la posición de los competidores que tenía detrás.
A partir de ese momento se ha visto la necesidad que tienen los conductores de observar lo que les rodea, por lo que la cantidad de los espejos fue evolucionando con las necesidades de los automovilistas.
En un comienzo sólo se instalaba el espejo del lado del conductor y el central, sin embargo hoy en día en todos los modelos se colocan como mínimo tres espejos, uno central en el interior y dos laterales en la parte exterior.
Actualmente existen muchos conductores que desconocen la función de cada espejo y la forma correcta de utilizarlos, incluso hay quienes se arriesgan a conducir sin ellos. Por eso te compartimos algunos consejos de cómo debes ajustar y usar los espejos retrovisores de tu carro para prevenir los ángulos muertos y mejorar tu conducción.
¿Para qué sirve cada uno de los espejos?
Central: te permite ver la proximidad de otros vehículos que se encuentran detrás de ti y si pasan peatones cuando vayas de reversa. Tiene que estar centrado de forma vertical, puede colocarse ligeramente cargado hacia la derecha según tu posición. Para ajustarlo con mayor precisión, lo ideal es hacerlo cuando el auto se encuentre estacionado en una superficie plana. Debe permitir la visión de la carretera hasta una distancia de 60 metros por detrás y en una anchura de 20 metros sobre la calzada.
Laterales: son fundamentales para detectar algún conductor cerca cuando intentes rebasar o cambiar de carril. Deben tener un ángulo que te permita ver la manija de la puerta trasera y los vehículos que conducen en ambos lados. Si puedes ver las dos manijas (delantera y trasera) o no ves ninguna, están mal colocados.
• Izquierdo: debe permitir la visión de una parte de la carretera hasta una distancia de 10 metros por detrás y en un ancho de 2.5 metros.
• Derecho: debe permitir la visión de una parte de la carretera hasta una distancia de 20 metros por detrás y en un ancho de 4 metros.
Punto ciego
La mayoría de los autos tienen un ángulo muerto en sus retrovisores y una moto o bicicleta caben perfectamente en esa zona que no es visible. Por eso es muy importante que sepas ajustar los espejos y mover correctamente tu cabeza, para reducir este punto ciego cuando no hay cuentas con detectores o espejos adicionales.
Recomendaciones
• Mantén limpios todos los espejos para que tengas una buena visibilidad.
• Antes de poner en marcha el coche, asegúrate de que tengan el ajuste adecuado.
• Ajústalos de tal forma que te permiten ver con claridad todos los puntos laterales y traseros sin necesidad de mover la espalda del respaldo, que tan sólo moviendo los ojos alcances a ver todas las zonas que te rodean mientras conduces.
• Cuando vayas a cambiar de carril o dar una vuelta, asegúrate con los espejos de no entorpecer la circulación.
Recuerda que aunque conozcas el camino y tengas tiempo conduciendo, debes utilizarlos constantemente para circular con seguridad. Te recomendamos tener el buen hábito de revisar los tres espejos cada 30 segundos.